jueves, 15 de septiembre de 2011

El Ex

Es inevitable hablar del ex, y sobre todo en estos casos donde mi ex, no fue tan ex.
Nunca me pidió pololeo y no duramos mucho. Nuestra historia estuvo marcada con conflictos, desilusiones, bipolarismos y ezquizofrenismos. Una pena.
Nos dejamos de hablar de un día para otro, salimos del colegio y cortamos todo. Me costó mucho entender qué había sido, qué había pasado. Pero lo que sí tenía claro, era que no era para mí. Fue una pérdida de energía con un ser que le faltaba evolucionar en todos los aspectos de la vida.
Han pasado 5 años. Hemos tenido que encontrarnos en veces anteriores por algunos amigos en común, pero ningún acercamiento importante.
Me fui de intercambio y me cambié de casa. Tengo el pelo de distinto color y bueno, supongo que bastante más madura estoy.
Nos tuvimos que ver para el cumpleaños de una amiga que tenemos en común. Yo disfrazada de la chilindrina y él de un fanático de fútbol en un día de lluvia. Freak.
De la nada empezamos a hablar, no estábamos ni tomando y me pregunta por mi viaje. Su polola de hace 2 años (que se llama igual que yo y que se fue de intercambio al mismo lugar que yo) no está y él empezó a preguntar acerca de los trimestres. Fail. Si estaba intentando contarme que su polola se había ido de intercambio también, qué pena, yo ya sabía.
Empezó el efecto de el alcohol y tras una fallida salida a Bellavista volvimos a mi casa. Nos sentamos y nos quedamos conversando toda la noche. El espécimen sin evolución se había transformado en un hombre inteligente, el jote puto y maricón, estaba enamorado de su polola, el cerrado que nunca me contó ningún problema, estaba ahí abierto contándome cómo estaba, cómo lo había pasado. ¿Qué me está queriendo decir la vida? ¿Que nunca estuve equivocada? ¿Que sí era un mino que valía la pena? ¿Después de 5 años y con polola incluída?
Como estaba bajo los efectos del alcohol, nunca se me cruzó un pensamiento así. Sólo lo pasé bien y me reí bastante. Quería seguir estando con él, y al parecer, el también quería estar conmigo. No pescamos mucho a la otra gente, era nuestra conversación y nuestros chistes, filo los demás.
¿La química era la misma de siempre? ¿Nos echábamos de menos?
Se terminó el carrete a las 8 de la mañana porque los fui a dejar. Él de copiloto, secretario con mis llaves, preocupado de cerrar la reja y todo. ¿El pendejo ahora era un hombre responsable?
Llegué a mi casa y le tuve que mandar un mensaje, bueno, no le "tuve". El me sugirió que le mandara uno cuando llegara a mi casa y me dio su número y yo decidí mandárselo.
¿Qué estábamos haciendo? Qué falso hacernos tan amigos después de todo el tiempo que pasó.
Pasó la noche, quedó el recuerdo. Las preguntas no valen la pena. Lo pasamos bien, nos reímos, nos acercamos y nos contamos cosas. Pero la vida sigue, él tiene a su polola (que por más que intente, me molestan mucho las coincidencias que tenemos) y yo no tengo a nadie, pero tengo y tendré un millón de anécdotas que contar. Quizás eso faltaba, romper el hielo, pasarlo bien y reírnos de lo tontos que fuimos. ¿Por qué tuvo que transformarse (o por lo menos lo parecía) en la persona que yo quería, 5 años después y con otra?
La vida es muy rara y algunos que dicen que no es como debiera ser, es como es. Y las preguntas, dan puro jugo en este momento.
Quizás cuándo nos volvamos a ver, quizás nunca más nos volvamos a ver, quizás qué pasará en 5 años más. Por más cliché que suene, uno nunca sabe las vueltas de la vida. Nunca pensé que la vida nos iba a regalar ese momento y tampoco entiendo con qué fin. Jamás me hubiera imaginado a los 2 disfrazados hablando de estupideces y dejándolo en su casa. Por cierto, mi disfraz incluía un diente negro.
Así son las cosas, más extrañas que nunca, por eso es emocionante vivir, uno nunca sabe nada.

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